sábado, 8 de marzo de 2014

El Pitz o Juego de Pelota Maya


En los alrededores del cerro El Manatí, ubicado en la cuenca del río Coatzacoalcos, Veracruz, los arqueólogos Ponciano Ortiz y Carmen Rodríguez recibieron  en 1988 unas pelotas de hule que algunos campesinos habían encontrado en la construcción de un estanque y más tarde, durante sus excavaciones, localizaron otras pelotas asociadas a ofrendas masivas de hachas de jade. Las dataciones sitúan a 12 pelotas de hule en tres diferentes fases, destacan las pequeñas que fueron manufacturadas hace 3 500 años y oscilan entre 8 y 15 cm de diámetro; en tanto que las que miden 25 cm de diámetro, fueron encontradas acompañadas de bastones de mando y con la datación del sistema C 14 las ubicaron hacia el 1 200 a.C.



Los mayas heredaron de sus ancestros zoques, mocayas y olmecas un bagaje cultural y una estructura política sustentada en un corpus mitológico que estableció rituales de origen chamánico en los que los dignatarios procuraron una íntima relación con sus ancestros; con sus entidades divinas que nombramos dioses y reprodujeron en rituales como el Juego de Pelota los pasajes mitológicos que formaron a los seres humanos y al cosmos.

Nosotros lo llamamos Juego de Pelota aunque más que un juego fue un ritual deportivo. Turísticamente es conocido como Pok Ta Pok y los glifos nos dicen que los mayas históricos lo nombraron Pitz. Sabemos por el Popol Vuh y por las imágenes de Vasos Ceremoniales que los gemelos Hunahpú e Xbalamqué descendieron al Xibalbá (inframundo) para enfrentar a los Señores 1 y 7 Muerte quienes los desafiaron a superar algunas pruebas (que simbolizan la transfiguración que los chamanes enfrentan al morir y renacer),  luego se enfrentaron en un partido del Juego de Pelota en el que estuvo implicada la decapitación de Huanahpú. Los gemelos fueron sacrificados y sus huesos molidos, los aventaron a un río subterráneo transfigurándose en bagres, más tarde emergieron convertidos en actores y mediante poderes propios de los chamanes desmembraron a los Señores 1 y 7 Muerte cobrando venganza y emergiendo victoriosos como el Sol y la Luna.


Ponciano Ortiz y Carmen Rodríguez encontraron osamentas de niños y nonatos desmembrados en sus excavaciones de El Manatí. En los frisos de los Juegos de Pelota de El Tajín y en Chichén Itzá, ubicamos a individuos que fueron decapitados, en los Juegos de Pelota de Cobá hay rostros de cráneos empotrados en los muros y en el suelo. En Toniná, recientemente fueron encontrados unas extraordinarias esculturas de cautivos que luego fueron sacrificados. Los vestigios arqueológicos de El Manatí y las evidencias epigráficas, históricas, escultóricas y mitológicas nos demuestran que se realizaron sacrificios relacionados a los Juegos de Pelota pero existe confusión sobre quienes fueron sacrificados, algunas voces populares indican que se sacrificaban a los vencedores del partido otras que a los perdedores y hay quien afirma que no lo sabemos con certeza. Pues, bien, las tres respuestas son correctas ¿cómo es posible que las tres equidistantes opciones tengan la misma validez? Me explico.

Es importante ubicar que los mayas históricos heredaron el ritual deportivo Pitz de sus ancestros, zoques, mocayas y olmecas, que no formaron un imperio sino ciudades estado, que los rituales y el contenido ritual de su “religión chamánica” evolucionó y por lo tanto los rituales que se escenificaron en los albores de nuestra Era fueron diferentes a los que presenciaron los peninsulares en el s.XVI, por lo tanto: durante el periodo histórico que va del 200 a. C al 900 d.C poseemos un testimonio escrito y leemos en los glifos que los mayas acostumbraron realizar guerras relacionadas a las posiciones del planeta Venus y a los ímpetus colonialistas de los ahauob’ (reyes); acechando y por las noches, irrumpían en los aposentos de sus rivales y no los mataban, sino que los tomaban prisioneros y los llevaban a sus ciudades para ser martirizados y desangrados ritualmente. Abatidos, malnutridos y humillados, en ocasiones, antes de ser sacrificados, los cautivos debían enfrentar en el Pitz al ahau que los había capturado, por las desventajosas condiciones en las que se enfrentaban, los prisioneros perdían siempre y eran sacrificados. Entonces, en ese periodo histórico fueron sacrificados los perdedores.  





Hacia el final del s. IX después de una tremenda sequía y de una Guerra Mundial Maya, el sistema político se transfiguró y desapareció el régimen de los ahauob' quienes utilizaban a la Palabra como medio de comunicación con lo sagrado, sustento de su Poder y la escritura era el elemento de comunión con el tiempo. Apareció entonces un régimen heredado de los teotihuacanos donde  por medio de un consejo gobernaba los Halach Uinicob'. Entonces desapareció la escritura junto al culto a la personalidad. En ese periodo y en el Juego de Pelota de Chichén Itzá, ubicamos el sacrificio de un jugador pero carecemos de los glifos que nos indiquen su identidad por lo que éste particular periodo histórico llamado Posclásico Maya, desconocemos quienes fueron los sacrificados.


Talla de madera del artista maya de Chichén Itzá Efrain Cetz

Por último, entre los mexicah (aztecas) del s. XVI, las crónicas coloniales nos indican que era sacrificado el vencedor ya que según su cosmovisión, representaba un honor entregar su vida al Sol y acompañarlo en su trayectoria celeste junto a los guerreros muertos en batalla y a las mujeres que morían durante los partos. Entre los mexicah, la víctima fue el vencedor. Las tres opciones son válidas dependiendo del periodo histórico y a la civilización que hagamos referencia.

Como el mito de los Gemelos del Popol Vuh señala que descendieron a la oscuridad del Xibalbá para escenificar el ritual deportivo de origen chamánico en el que murieron para resucitar transfigurados. Sugiero que el Juego de Pelota es un espejo cóncavo y nocturno de lo que sucede en el cielo vespertino: los anillos representan al Sol en tanto que la pelota al planeta Venus que acompaña al Sol en el horizonte al alba y en el crepúsculo. Por ello, Venus estuvo relacionado con la guerra y con el ritual de decapitación del perdedor durante el llamado periodo Clásico o periodo de la escritura.

En las ciudades de Ek Balam como en Uxmal, el Pitz se encuentra en la parte baja de la ciudad, las plataformas de los templos y habitaciones permiten escenificar el universo estratificado de Cielo, Tierra e Inframundo, pero en ciudades de un solo nivel como Chichén Itzá, la profundidad es desplazada por la dirección, así, el Pitz de Chichén Itzá se ubica hacia el poniente indicando el ingreso al inframundo, territorio del jaguar o del sol nocturno, por ello existe un templo dedicado a los felinos con un altar en forma de jaguar justo en su entrada del escenario.

En ese particular Pitz hay un impactante fenómeno acústico. A pesar de carecer de una cúpula, si aplaudimos o silbamos en el centro del Juego de Pelota, el eco se repite 7 veces, lo cual resulta enigmático. Mi propuesta para explicar esa curiosidad acústica es que los muros son ligeramente cóncavos y oblicuos, cuando uno se coloca de perfil a los muros observará que en efecto, los muros parecieran dos manos que procuran una concavidad como cuando recogemos con ellas un poco de agua de un río. 


Esa particular disposición es lo que provoca el eco ya que desde el punto de vista físico y a cielo abierto, es imposible que dos muros reproduzcan un eco que se repite en siete ocasiones, como  siete son los jugadores de cada equipo representados en los frisos y siete son las serpientes que emergen del cuello de uno de los jugadores sacrificados que carecen de un texto por lo que ignoramos su identidad.

En honor a la verdad y con el rigor científico que debe acompañar a toda investigación, es prudente realizar un ejercicio de comparación fotográfica con los muros actuales y como se encontraban antes de que fueran restaurados porque hay dos evidencias en forma de variables que pudieran conducirnos a la conclusión de que en tiempos históricos, quizá no existió tal eco: la primera es que la restauración del muro Oeste fue en realidad un reconstrucción y es el muro que tiene la mayor oblicuidad y concavidad, la segunda pasa por la simetría ya que en Chichén Itzá se cometió el error de utilizar “la plomada” para restaurar los muros dando un sentido simétrico a los muros que originalmente no poseían ya que la arquitectura maya es homogénea mas no simétrica… en ese ámbito, es prudente que futuros estudios determinen la veracidad histórica del eco del Pitz de Chichén Itzá y de ser así, habrá que preguntarse cuál era su función ritual.

En los frisos evidenciamos que son dos equipos de etnias diferenciadas y que son sacrificados jugadores de ambas escuadras; ambas cuentan con un metalenguaje plasmado en su vestimenta y los “mudras de sus manos”. Los jugadores de un equipo están ataviados con un pectoral dando sentido de unidad o identidad, el otro equipo presenta jugadores vestidos todos de diferente manera, como si fueran extranjeros, algunos portan turbantes. Es importante observar que no existe simetría en los zapatos o sandalias de los jugadores, el pie derecho tiene un zapato o sandalia diferente al pie izquierdo, siendo ésta la única imagen que he visto en la lapidaria mundial donde no hay simetría en el calzado. Aún no podemos afirmar con seguridad si tal diferenciación está relacionada con el juego mismo o con una escenificación del ámbito mitológico, lo cierto es que los jugadores están vestidos en gala, enjoyados y con una pesada vestimenta, lo cual nos plantea la posibilidad de que no jugaran con todo el atavío que llevan puesto sino que escenifican una ceremonia posterior al partido.



Los jugadores del Pitz de Chichén Itzá llevan una especie de raqueta, unos en forma de serpientes y otros de jaguares y de su cintura emerge como símbolo fálico un bastón que pudieran haber utilizado para golpear la pelota y dirigirla hacia el centro del anillo para ser pasada por el agujero que en él se encuentra. El jugador decapitado está aún de cuclillas a pesar de haber perdido la cabeza lo cual no es natural como también es notable que nadie lo sostiene sino que pareciera que ha sido sacrificado sin que manifieste desacuerdo. El jugador del equipo contrario situado delante a él, sostiene su cabeza junto a un pedernal, entre ambos una cabeza mortuoria tiene un glifo que simboliza al fuego o a lo humeante que se pronuncia: K’ak’ siendo éste el único vestigio de escritura simbólica en los frisos del Pitz de Chichén Itzá.
El Pitz que nosotros llamamos Juego de Pelota es uno de los mitos fundadores olmecas y mayas. Está emparentado con la tradición que se originó hace miles de años en las culturas boreales que plantean como mito fundacional y/o del nacimiento del Sol y la Luna a la presencia de dos hermanos. De aquel mito de las culturas de los glaciares derivaron algunos héroes y seres fundadores como Caín y Abel en el Viejo Testamento, Rómulo y Remo en Roma, Taqquiq y Siqniq en la mitología Inuit (esquimal) e Xbalamqué y Hunahpú entre los mayas.   



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